Más de 200 actores por un día participan en La Noche del Terror, todos con el único interés de que los que vengan disfruten de una noche única. Gracias a ellos La Noche del Terror de Churriana es conocida en Málaga y provincia, y por eso cada año recibe más visitantes que el año anterior, todos ellos deseosos de vivir esta experiencia única. Estos actores por un día son niños, jóvenes, madres y padres, e incluso abuelos que dan lo mejor de sí. Desde aquí va nuestro pequeño homenaje a tanta generosidad.

Para saber qué significa para mí la noche del terror hay que remontarse a semanas antes desde que sé cuál es la temática de ese año.

Todo el proceso de documentación del personaje, conseguir el disfraz, accesorios, maquillaje, etc. Es de las partes que más disfruto, puesto que ahí el límite está en la imaginación y las ganas que quieras ponerle.

Tras todo ese proceso que es tan laborioso como entretenido llegamos al día en cuestión.

Momentos antes de comenzar ya se van notando los nervios, las prisas y es un rato muy divertido, todos a medio disfrazar que ahí sí que damos miedo realmente, se puede ver como los más pequeños han crecido tras un año y comentamos las ideas que tenemos para conseguir que las personas que entren se lleven algún sustillo.

Una vez empieza, vas viendo la cara de las personas que nos visitan, algunos repiten, nos felicitan al salir y eso ayuda a disfrutar, aún más si se puede de la experiencia.

Finalmente, aunque tras varias horas gritando casi sin voz y las piernas aquejadas, todo se olvida, porque recuerdas que además de la diversión que supone disfrazarse, la Cueva sirve para ayudar a una causa benéfica, por lo que el orgullo del trabajo, mejor o peor hecho, pero sobretodo con todo el cariño del mundo, es pleno.

Antonio Cabrera, La Cueva del Terror

Nuestros mayores también se disfrazan

Los años no son obstáculo para divertirse y divertir a los demás, porque la edad es la que lleva uno en el corazón. Más de 11 años siendo actores por un día en la Cueva del Terror, Antonio de 82 años y Trini de 74, se convierten en actores por un día cada 31 de octubre para hacer felices a los demás.

Yo sentía ser actriz en la Cueva del Terror, me metía en el papel y realmente me sentía bruja, me gustaba ver la cara de la gente, de los niños que se creían todo lo que les decía, por ejemplo con la bola de cristal les decía que tenían que estudiar mucho para aprobar y el que venía al lado decía:

—diga usted que sí, que no estudia.

—¡sí, sí que yo estudio!

Otra vez hacía que me cortaba una mano y pedía una tirita y un niño me decía:

—es que no tengo tirita.

—pues ve a tu casa que mira que estoy sin mano.

—es que vivo en Huelin ¡no vivo aquí!

La gente se asustaba mucho, la mayoría gritaban.

También recuerdo a una señora de unos 60 años que iba con su hija y su yerno, yo estaba en una mecedora como dormida o muerta, y cuando pasaba se acercó a mí para verme bien; yo aproveché para echarme hacia adelante con los ojos muy abiertos, con lo que del susto casi cae dentro de una nevera tumbada. La mujer se agarraba el pecho asustada. Su hija me dijo:

—ay que mi madre está mala del corazón!

Y le digo con voz de ultratumba:

— ¡para qué viene, para qué viene!

Lo pasaba bien y disfruté mucho esos años en la Cueva... Los preparativos, quitarse el maquillaje...

Trini Pérez

Pues yo me lo pasé de rechupete porque había alguno que tropezaba con la pared de enfrente porque no me quitaba la vista de encima, era curioso ver a los pequeños y los mayores que se asustaban al verme salir, disfrute mucho, la verdad.

Antonio Ruiz