Puede que la mejor herencia de la que podamos disfrutar sean los recuerdos de nuestra tierra: Cómo era, su gente, su arte, sus fiestas... todo lo que en el presente vamos viviendo ajenos al paso del tiempo. Casi sin darnos cuenta transcurren los años y comprendemos que el presente es un tesoro en sí mismo, irrepetible: Personas que ya nos han dejado, lugares que han cambiado, costumbres que antes eran populares y ahora están en desuso y tantísimos detalles que podemos disfrutar hoy gracias a los documentalistas incansables como Miguel Pinto y su compañero Cristóbal Salazar.

Veo a Miguel en una entrevista y algo hace clic en mí al escuchar como relata con sencillez y humildad sus inicios como documentalista y me inspira automáticamente a no dejarme vencer por las circunstancias y mantener mi entusiasmo intacto. Porque de eso se trata, pienso, al verlo junto a su polifacético amigo, y también incansable, Cristóbal: Esa suma de los momentos vividos componen una historia que desgraciadamente muchas veces es olvidada, cuando como seres impermanentes que somos estamos obligados a decir adiós. ¡Así de importante es la labor de un documentalista! No solo dejan una huella, ellos mismos se convierten en el mapa, para quien quiera profundizar por los rincones del pasado y de la historia local.

Su afición comenzó como un ”hobby” hace unos 30 años, cuando compró su primera cámara, una súper 8. Desde entonces ha ofrecido grabaciones, ahora únicas, de miles de videos. Son muchos los momentos importantes de Churriana, que incansablemente ha inmortalizado y difundido en su canal de YouTube, con casi 4000 suscriptores y más de millón y medio de visualizaciones. A día de hoy cuenta con 4372 vídeos subidos a la plataforma, cifras que continuarán aumentando en su incansable labor.

Miguel Pinto Rojano ha sido merecidamente galardonado en nombre de todos los churrianeros, como ”Churrianero del Año 2022”, y desde la revista La Noche se Hace Arte, no hemos querido pasar la oportunidad de rendirle un homenaje, en agradecimiento por su dedicación como documentalista a La Joya de Málaga.

¡Gracias Miguel!