Entrevista a Enrique Brinkmann

Por Pilar Leal

Enrique Brinkmann: “Málaga tiene una deuda pendiente con sus pintores del siglo XX”

El pintor nos abre las puertas de su casa en Churriana para hacer un repaso de su trayectoria artística

Quiso la casualidad, o más bien la divina providencia, que dos referentes de la pintura malagueña nacieran en el mismo bloque de la Plaza de la Merced. Tal vez, el olor a óleos y aguafuerte que dejó impregnado el maestro del cubismo en esas paredes penetró poco a poco en un joven Enrique Brinkmann, que decidió dejar la Escuela de Peritos y vivir de los pinceles. Algo inusual y complicado para un malagueño de los años 50 con una familia que nada tenía que ver con el oficio del arte.

Sin embargo, su obra no tardó en calar en la cultura de la ciudad. Tanto es así que nombres de la talla de Bernabé Fernández Canivell o María Victoria Atencia quedaron impresionados con su primera exposición de 1957 en la Sociedad Económica de Amigos del País.

A partir de esta primera incursión con tan solo 19 años, el artista que decidió dedicar su vida a la pintura colgando sus cuadros en los templos del arte más importantes del mundo como son el Museo Reina Sofía o el MoMa (Museo de Arte Contemporáneo) de Nueva York, entre otros. Afincado desde los años 90 en Churriana, colabora cada año con con la Noche se hace arte. Hoy nos abre las puertas de su casa para hacer un recorrido por su trayectoria profesional.

Fotografía del autor en La Noche se Hace Arte 2022 (cedida por Maisa Thode)
Fotografía del autor en La Noche se Hace Arte 2022 (cedida por Maisa Thode)

¿Cómo fueron sus comienzos en el mundo del arte?

Yo nací en la Plaza de la Merced, en el mismo bloque que Picasso y estudié en los agustinos y tras cursar el Bachillerato, las opciones de estudios en Málaga eran limitadas. Así que me decidí por estudiar Perito, pero aquello fue un desastre. Me suspendieron todas las asignaturas y yo sabía que a mí lo que realmente me gustaba era pintar. Y me lancé a ello.

Hice mi primera muestra en el 57 en la Sociedad Económica de Amigos del País, que era uno de los pocos lugares en Málaga donde se podía exponer en ese momento.

Mi familia no lo entendió que quisiera dedicarme al arte. Pensaban que estaba estudiando Perito, que era una carrera con salidas y que no iba a poder vivir de la pintura, pero esa primera exposición tuvo buena acogida y se interesaron personas influyentes de la cultura malagueña de la época como Canivell o María Victoria Atencia.

Después de aquello también hice ilustraciones para la revista Caracola.

¿Y cómo descubrió el mundo del arte?

En ese momento no había muchos sitios que visitar en Málaga para ver arte, así que me iba a la biblioteca a empaparme de los libros, porque además los ejemplares especializados en arte eran muy caros y yo no podía permitírmelos. Después vinieron los viajes a Madrid a visitar El Prado y otras salas de exposiciones.

¿Cómo se formó?

Yo en realidad soy autodidacta. Aquí no había donde estudiar estas cosas. Es verdad que estaba la Escuela de San Telmo y que acudí puntualmente a alguna clase que me interesaba especialmente. Pero cosas pequeñas.

¿Tuvo problemas en esa época debido a su arte vanguardista?

Por suerte el franquismo era muy paleto, mientras no hicieras algo ostensiblemente manifiesto con la cara de Franco no pasaba nada. El arte abstracto fue muy revolucionario y potente, pero no se enteraban. Con este tipo de obras no se metían porque no lo entendían. Si pintabas abstracto y le ponías un nombre no muy llamativo, no se metían. Eso era una suerte. Y en cuanto pude me fui de España a vivir al extranjero.

¿Cómo es el mercado del arte en Málaga? ¿Es complicado vivir de esto aquí?

La verdad es que yo he vendido mucho en Málaga, en Madrid y Barcelona. En España mi arte si ha tenido buena aceptación. Aunque harían falta más coleccionistas en nuestro país.

¿Y por parte de las instituciones?

También hay algunas instituciones nacionales que se han hecho con algunas de mis obras, aunque aún hay mucha gente que piensa que cuando las instituciones compran arte con dinero público están casi tirando el dinero, cuando realmente se ha demostrado, desde hace tiempo, que es una inversión que repercute a la larga positivamente, tanto en el terreno cultural como incluso en el económico.

¿Cómo ve actualmente la cultura en Málaga

Ha cambiado para bien y no solo para los malagueños. Cada vez hay más amigos de Madrid o de otros lugares que me comentan que vienen a Málaga a ver exposiciones que se inauguran aquí y eso es muy bueno para la ciudad.

Hay muchos museos, aunque cada vez hay menos salas de exposiciones y galerías. Sin embargo hay algo que echo en falta, una colección de autores malagueños del siglo XX. Es una deuda que la ciudad tiene pendiente con sus artistas que debería haber sido resuelta.

Por ejemplo, el Museo de Málaga tiene una muestra de autores del siglo XIX, aunque en su mayoría eran valencianos que vinieron a estudiar a la Escuela de San Telmo, no obstante no hay una exposición permanente de pintores del siglo XX, en los que Málaga tiene una gran representación. Incluso Picasso en del siglo XX.

Se hacen muestras temporales, pero podría haber algo más estable.

¿Y dónde podría exponerse?

Pues ahora que por razones del destino el Museo Ruso tiene espacio libre, sería un buen lugar. Es una pena lo que ha pasado con este museo. Europa y Rusia deberían poder entenderse, se que es un asunto complicado, pero si a la cultura europea le quitas nombres como Dostoyevski, Chaykowski y Tolstoi no es lo mismo. Para mi el ballet del Bolshoi es igual de europeo que la Torre Eiffel, por ello espero que llegue el entendimiento entre todos.

¿Y que se puede ver en Málaga?

La verdad es que el Centro Pompidou me parece de los más interesante y también se puede ver relativamente bien la obra de Picasso. Relativamente porque Picasso es inabarcable, fue un monstruo del arte. Los malagueños conocen a Picasso, pero no son conscientes del hijo que ha dado esta ciudad, no imaginan su envergadura en el mundo del arte. Es comparable a los grandes de la historia como Leonardo da Vinci o Miguel Ángel y fue malagueño.

¿De donde emanan tus obras?

El trabajo del arte tiene que ver con el pensamiento, intentar aproximarte a la realidad. Mi forma de trabajar es muy emocional. El arte tiene que ver mucho con la emoción, pero a la vez con el un mundo de pensamiento. Es complicado…

Mi obra tiene que ver con la naturaleza, pero a la vez con la naturaleza humana…

Este oficio es muy personal, en la medida en la que tu te enfrentas a la obra y nadie te puede ayudar en ese sentido. Eres tú el que tiene que analizar lo que estas haciendo, darte cuenta de tus propios fracasos.

¿Qué buscas transmitir?

Para mi lo más importante es la verdad en la obra. La belleza tiene mucho que ver, pero no puedes buscar la belleza, tienes que buscar la verdad, la profundidad en la obra y cuando consigues esa verdad, eso se nota. Siempre me ha interesado el mundo moderno y lo que busco es sorprenderme a mí mismo. Cuando creo algo que me sorprende profundamente, para mí es una gran felicidad. El mensaje del cuadro es su propia plástica, no hay otro. Para mí debe ser sutil.

El arte tiene que imitar a la naturaleza en su forma de operar, como la naturaleza opera. La naturaleza no se puede alcanzar. Yo aspiro a realizar una obra atemporal.

¿Y en eso la estética es importante?

Por supuesto, la estética es fundamental y este concepto va variando a la vez que cambia la sociedad y cuando se llegasa un extremo de búsqueda, esa radicalidad puede resultar para algunas personas fea, pero a la larga puede resultar ser un modelo de estética.

Esto es muy curioso. El arte se cuela en la vida sin saberlo la propia gente. A veces una tendencia, como en su momento fue la pintura de Tàpies, generó un concepto de decoración y sin embargo muchos renegaban de un cuadro del artista, no obstante les gustaba ir a un bar inspirado en ese espíritu.

¿El arte invade toda la sociedad?

Pues sí. A veces la gente dice esto es surrealista o es kafkiano y no han leído a Kafka, pero saben cual es el concepto porque el arte se cuela en la vida cotidiana.